1 de julio de 2009

El Voto Preferencial

Publicado en Pro y Contra en la columna MANGUARE

Haya de la Torre, ganó las elecciones de 1931. El fraude impidió que fuera presidente. En los años siguientes su partido, el APRA fue declarado ilegal y los apristas perseguidos políticos, asesinados y privados de su libertad. Sólo 31 años después el aprismo pudo participar, abiertamente y con nombre propio, en una contienda electoral. En 1962, Víctor Raúl volvió a ganar las elecciones. Sin embargo, otra vez la oligarquía y el militarismo, impidieron su llegada al poder. El Golpe militar de Pérez Godoy y Nicolás Lindley, frustró la aspiración popular. Y el Perú siguió viviendo la dolorosa esquizofrenia, de que el político más popular, el que tenía la adicción casi religiosa de las masas, no podía llegar al gobierno. El pueblo proclamó a Víctor Raúl presidente moral.

La dictadura militar que se enquistó en el poder en 1968, terminó debilitada y deslegitimada en 1978. Empero, los rezagos del militarismo, idearon un último obstáculo para el viejo líder. En las elecciones para la Asamblea Constituyente de ese año, instauraron el voto preferencial, con la disimulada intención, de que figuras de la talla de Luis Alberto Sánchez o Ramiro Prialé, apristas de raigambre y merecedores de la preferencia en el sufragio, restaran votos al “Viejo”, y además, debilitaran a su partido, con luchas intestinas. El aprismo como respuesta cerró filas, ningún candidato a la Asamblea Constituyente hizo campaña para sí mismo. Todos por el Jefe, C-1 fue la nueva consigna del aprismo, la letra C era la lista del APRA y el 1 el número de orden de Víctor Raúl. Los apristas derrotaron el voto preferencial. La nación plebiscitó a Haya de la Torre, un millón y medio de votos lo eligieron constituyente.

El voto preferencial, fue implementado en forma definitiva en 1985 y ha contribuido a erosionar las organizaciones partidarias, favoreciendo a la plutocracia política. Es decir, a los que tienen más recursos económicos para hacer campaña electoral. Su ejecución ha sido perversa, generando enfrentamientos entre candidatos de un mismo partido, que se disputan un mismo bolsón electoral, y el que resulta elegido muchas veces cree que está ahí por sus méritos y no los del partido, lo que facilita la aparición de tránsfugas, y la atomización de los diversos movimientos. Pruebas al canto, conforme a los resultados electorales del 2006, en el Congreso habían 5 grupos parlamentarios, hoy hay nueve. Sin partidos políticos fuertes, es difícil sostener la democracia. Ese debe ser nuestro norte.

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